Una mujer se suicida una gélida noche en Chicago.
Sin embargo, cuando el detective Aidan Reagan entra en el
apartamento de la víctima, todas las evidencias muestran que ha sido un
homicidio y apuntan a una sola persona: la psiquiatra Tess Ciccotelli.
Tess no puede evitar que Aidan la juzgue culpable antes
siquiera de escucharla. Pero ella no puede facilitarle la información que la
exculparía. Alguien ha atrapado a Tess en una red de desconfianza, engaños y
traiciones. Y el cerco sobre ella se estrecha cada vez más.
No sabes quién soy.
No puedes detenerme.
No te escondas.
No sabes quién soy.
El miedo ha cambiado para siempre la vida de la psiquiatra
Tess Ciccotelli. Alguien está atormentando a sus pacientes, empujándoles a
suicidarse y dejando pistas que la señalan a ella como principal sospechosa.
Pero Tess no puede quebrar el juramento que la obliga a guardar la privacidad
de la información que posee como médico. Incluso cuando el detective de
homicidios Aidan Reagan le exige la lista de todas las personas que está
tratando. Incluso cuando el peligro empieza a cernirse directamente sobre ella.
No puedes detenerme.
Aidan desprecia a quienes en algún momento han entorpecido la
resolución de sus casos, como ocurrió hace unos meses en el testimonio que
ofreció Tess ante un tribunal. Sin embargo, no puede dejar de admirar su
integridad y su lealtad para con los pacientes, sobre todo cuando empieza a ser
obvio que un enemigo sin nombre y sin rostro la ha puesto en su punto de mira y
amenaza con destruir su carrera, a su familia y finalmente a ella misma. Mientras
el corazón de Aidan se suaviza, el de un criminal se endurece…
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